NO LE DES SERMONES, CUÉNTALE HISTORIAS

Yo:  “La rana Gustavo…”

Enma:  “¡Yo sé quién es la rana Gustavo!”

David: “Yo no…”

Estamos camino del colegio, ese momento que tengo la suerte de tener algunos días a la semana y que se convierten en charlas de lo más divertidas. Ese día estamos hablando de Barrio Sésamo y lo que yo veía en la tele de pequeña. Porque mamá también fue pequeña y también le gustaban los dibujos…;)

Enma: “sí, jaja, es muy graciosa. En el autobús una vez nos lo pusieron y es una rana periodista….”

Yo: “La reportera más dicharachera de Barrio Sésamo….” sonrío con nostalgia…”lo hacían por la tarde ¿sabéis? Y solo teníamos dos canales de televisión. La 1 y la 2. Salían más personajes que….”

David: “¿Qué es “dichero»?”….

…..

CURIOSIDAD, acabo de despertar la curiosidad. Mi historia relacionada con algo que a ellos les gusta, acaba de despertar su curiosidad. El elemento HISTORIAS es un recurso poco usado y muy efectivo para lograr la ATENCIÓN. Y a partir de ahí, conseguir comunicar tu mensaje y que llegue.

Viene bien para los momentos de conflictos, sermones varios, indicaciones….y cuando consideres que te has repetido tanto que debes usar otra técnica para que te hagan caso.

La idea sería:

– ¿Qué les quiero transmitir?

– ¿Cuál es la moraleja?

– ¿Qué historia conozco que puede enseñarles esa moraleja?

Recuerdo hace tiempo un conflicto de Enma en el colegio con otra niña. La niña en cuestión la molestaba y ella, sin querer decirle que la dejara en paz, se “dejaba” invadir para evitar el conflicto y mantener la armonía (somos muchos así ¿eh?, asertividad señores, nos hace falta asertividad….en ello estamos).

El caso es que yo quería de todas todas enseñarle asertividad de alguna manera pero el “debes decirle que no quieres y ya está”, no funcionaba. Así que opté por recurrir a mi infancia en la que evidentemente me pasaron cosas similares.

En concreto aunque no me guste recordarlo y aunque ahora la otra niña y yo (que gusto mantener el contacto 30 años después 🙂 ) lo hemos hablado mucho ríendonos de aquello, en ese momento era un conflicto en toda regla. Tanto, que se hicieron dos grupos en la clase….unas con ella y otras conmigo.

“¿Sabes Enma? cuando tenía tu edad…… (por favor, parezco la abuela cebolleta….ajjjjjjj, inciso para darme cuenta de que los años pasan jaja) tuve un conflicto muy grande en mi clase. Me peleé con mi mejor amiga haciendo que la clase se separara.”

“Ah si?” sus ojos se abrieron con curiosidad…..”y ¿qué pasó mamá?”.

“Pues que estuvimos peleadas bastante tiempo, hasta que hablamos y lo arreglamos. Pero yo me negaba a hacer lo que ella decía y por eso se hicieron dos grupos. Creo que a veces es mejor decir lo que quieres con respeto y dar las razones por las que lo quieres. Aunque de repente….te dejen de hablar….”

“Tienes razón”……y se quedó pensando. Al día siguiente me dijo que se había enfadado con esa amiga….y que lo habían arreglado después.

Convirtámonos en Contadores de historias, funcionan siempre. La historia engancha, la recordamos más que los “sermones” y además hace que generemos empatía en el que nos escucha. Porque los padres fuimos niños con muchos “problemas” igual que ellos. Y por cierto, para los sermones a los adolescentes….funciona de cine aunque parezca que no te hacen caso al principio ;).

Y si nosotros los resolvimos, ¿por qué no ellos? Gran enseñanza esa.

A contar historias chicos, ya me diréis.

Hasta la próxima. 🙂

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