El poder de la pregunta ¿PARA QUÉ…?

Comunicación: la herramienta que mueve el mundo. Quien la conoce y hace buen uso de ella, tiene en sus manos lo que transforma cualquier realidad.

Me encuentro trabajando ahora mismo con un grupo de 10 profesionales de diferentes sectores y situaciones en la escuela de negocios de Albacete.

Los temas que imparto, muchas veces no son fáciles de comprender en esencia lo que hace que se generen debates, discrepancias…que aunque reconozco que a veces me ponen “contra las cuerdas”, es la única manera de poder ver la utilidad del concepto. Soy una mera transmisora de ciertos conocimientos que pueden ayudar, así que…¿por qué no discrepar?

En esas discrepancias suelo salirme de mi, dejar aparcada mi persona  ya que al fin y al cabo yo no soy la importante ahí sino la interesada, curiosa y «cuestionadora» que tengo enfrente…y entonces, saco todo mi arsenal del método socrático. Ya hablé de él para dialogar con los niños aquí.

Comienzo con preguntas que cuestionan el pensamiento de la persona y que le llevan a la solución de su propia pregunta sin que haya dado, la mayoría de las veces, mi propia opinión. De hecho intento evitar darla ya que nuestras opiniones personales son importantes para cada uno porque nos dan seguridad, así que a no ser que quieran mi propia opinión…no es relevante ¿verdad?

Sin duda la pregunta estrella es “¿para qué…?”. Creo que no hay más poder descubridor que en estas dos simples palabras. La cara de la persona se vuelve reflexiva y casi siempre, hay un silencio. Es una de las cosas más interesantes de las personas, cuando indagan en su propio interior.

Mi consejo en estos casos es olvidarse directamente del “¿por qué?” ya que es una pregunta que genera juicio en quien la emite. Consigue mejores resultados el “para qué”.

“¿Para qué lo hiciste?”

“¿Para qué quieres averiguar eso?”

“¿Para qué piensas en ese tema?”

“¿Para qué usas esa herramienta?”

….

Los motivos ocultos comienzan a aparecer y normalmente, sorprenden a la misma persona que los va descubriendo durante ese diálogo.

Os animo a probarla en cualquier situación y circunstancia en la que una persona cuestione, te cuestione, indague e incluso se enfade o muestre emociones diversas. Puede lograr cambios muy grandes en la forma de pensamiento.

Pequeñas estrategias de comunicación avanzada. 😉

Hasta la próxima :).