¡Murió feliz!

Últimamente sé de personas que están pasando malos momentos. La vida es complicada con sus vaivenes y sorpresas y a veces perdemos la perspectiva ya que, “vivimos como si no fuéramos a morir nunca y cuando se acerca el final, pensamos que no hemos vivido lo suficiente”.

Siempre suelo decir que los niños son grandes maestros que nos enseñan lo realmente importante en la vida. Con sus acciones genuinas, de corazón y apasionadas, nos enseñan que la vida es otra cosa a lo que el mundo adulto quiere reflejar.

La otra noche Enma me dijo, “Mamá voy a leerte un cuento muy bonito que me he encontrado en el libro que estoy leyendo”.

Mientras yo seguía haciendo la cena, recogiendo y David daba vueltas a mi alrededor, interrumpiendo de vez en cuando. Ella sin embargo, comenzó a leer siendo consciente que mi escucha digamos que estaba al 50%. Por alguna razón que me llamaba la atención, ella seguía leyendo intentando transmitirme la importancia del cuento que tanto le había gustado.

Poco a poco la historia comenzó a engancharme, dejé de hacer cosas y mandé escuchar a su hermano.

murio feliz

«Isabella era una niña hija de un capitán enamorada del mar. Quería ser grumete y embarcarse en busca de aventuras, no quería vivir en el «palacio» donde se encontraba rodeada de niñeras que la cuidaban como si se fuera a romper. «Déjame ir contigo» le decía a su padre. «No digas tonterías, no puede ser». Ella soñaba con el mar y un día se cortó el pelo, se manchó la cara, se cambió la ropa y pidió trabajo en el barco de su padre como grumete. Trabajó duro, nadie la tenía en cuenta porque no hacía ruido y apenas comía. Estaba delgada y trabajaba mucho, pero era muy feliz. Sin embargo, el resto de marineros no confiaban en ella, pasaron por momentos duros y achacaban la mala suerte a la presencia del grumete. Un día, en medio de una gran calma  apareció un monstruo marino que revolucionó el mar con grandes olas deseoso de tragarse el barco entero. El capitán quiso sacrificarse y quedarse en el barco mientras todos los marineros huían pero el pequeño grumete trabajador y apasionado le dijo: ¿PERO QUÉ HACE? ¡SÁLVESE! SUS HOMBRES NO LUCHARÁN SI NO ESTÁ SU CAPITÁN, SE VENDRÁN ABAJO, NECESITAN DE SU FUERZA. DÉJEME A MI CAPITÁN, DÉJEME SER ÚTIL Y QUE EL MONSTRUO ME LLEVE. SOLO SOY UN GRUMETE. A pesar del titubeo inicial el capitán accedió sin darse cuenta de que era su hija. Una vez en el bote, y ante la sonrisa del grumete desde lejos, reconoció esa carita y chilló desesperado mientras el barco entraba en las fauces del monstruo. Poco después y mientras el bote se alejaba con los marineros sanos y salvos, el mar volvía a quedar en calma». (acabo de resumir la historia que es mucho más larga y que pondré en un enlace los próximos días).

El final, que yo me esperaba feliz como en casi todos los cuentos, me dejó chafada.

“Vaya Enma…qué triste”. Y ella con los ojos muy abiertos:

“Qué va mamá, murió feliz, ¡murió haciendo lo que le gustaba!” y mientras me lo decía, sonreía de oreja a oreja.

Con esa frase, mi hija resumió de un plumazo lo que debería ser el final de toda persona.

Leo que están enseñando la felicidad en las escuelas (aquí) desde mi punto de vista no es solo aprender a gestionar las emociones, que es fundamental sí: considero que hay más elementos como el propósito, tener un círculo cercano de apoyo, hacer algo por los demás (como afirma Michael Norton desde Harvard, os pongo el vídeo abajo) y aprender a estar presente y disfrutar.

“No mueras con tu música en tu interior” W DYer.

Hasta la próxima….:)

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2 Respuestas a “¡Murió feliz!

  1. Sinceramente espero que Noelia se fuese FELIZ, con la satisfacción de haber sido una madre increíble, haber hecho lo que más le gustaba y haber ayudado a tanta, tanta gente en la difícil misión de educar a sus hijos. Me he topado con este post justo hoy…
    Descansa en paz, preciosa.

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